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«De por sí es muy pequeña nuestra palabra,

pero su paso es muy grande y camina muy lejos y

se entra en muchos corazones.»”

Comandanta Ramona EZLN

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"Las palabras tienen poder"  una frase que recuerdo siempre porque mi mamá me la decía desde que era muy pequeña, refiriéndose a que debía tener cuidado con las palabras que decía porque podían atraer fortunas o desfortunas solo mencionándolas o pensándolas. Crecí pensando que su connotación tenía un orden esotérico y místico, incluso premonitorio; sin embargo, con el tiempo, entendí que aquella frase de “señora” que siempre me dijo mi madre, no tenía nada que ver con órdenes sobrenaturales, por el contrario, ese poder al que se refería ella era más natural y humano de lo que pensaba, era totalmente pragmático y se ve reflejado en el mismo devenir histórico de nuestras sociedades.

 

Históricamente este don ha sido un campo en disputa en el que millones de personas han perecido bajo el yugo del accionar producido por una palabra, que se convirtió en una idea, luego un discurso y finalmente una ideología. Este poder tiene un pasado manchado con sangre, de aquellos que bajo una palabra fueron sometidos y exterminados como pueblo o colectividad.

 

Nuestros cuerpos perecen, pero nuestras ideas permanecen. El don de la palabra ha tenido un significado trascendental en la construcción histórica de nuestras sociedades, en cada uno de sus momentos, la palabra fue un motivo de conflicto, de prohibición, de poder y de sometimiento. Así mismo, la palabra nos ha permitido encontrarnos con lxs otrxs desde la empatía, el amor y la fraternidad, para construir alternativas que hagan resistencia a las dificultades económicas, sociales, culturales, artísticas y emocionales que los diferentes sistemas de poder han ejercido durante cientos de años sobre nosotros.

 

Así como fueron incontables lxs violentadxs, desparecidxs y asesinadxs, otrxs tantxs han resistido y apostado a disputar este poder para construir e imaginar mundos posibles para que aquellos que fueron excluidos puedan emanciparse de ese orden. Aquellos que no se quedaron callados, que denunciaron, reflexionaron, pensaron formas alternativas de vivir y sentir;  nos dejan una herencia que debemos continuar, la resistencia frente al sometimiento e injusticia imperante se debe hacer desde la palabra, dicha, escrita y representada, como un escenario de dialogo, de aprendizaje y de denuncia, en el que entre todos y todas podamos construir desde esta, nuevas subjetividades, formas de habitar el territorio y con ellos nuevos mundos en el que nuestras voces sean escuchadas, visibilizadas y emancipadas.

 

Queremos darles la bienvenida a que hagan parte de este escenario, en el que creemos firmemente que la palabra tiene el poder de crear, sanar y construir mundos nuevos y posibles. La palabra que es hablada, escuchada y recordada puede visibilizar las diferentes formas en las que colectivamente habitamos el territorio, encontrándonos con lxs otrxs en los saberes populares, sentires e ideas. Solo desde estos puentes de diálogos colectivos  podemos reconocer la riqueza patrimonial, cultural, artística y social, de nuestro municipio para reflexionar y promover iniciativas de transformación y de
Memoria.

 

Para esta primera edición “Madrid: territorio de luchas” decidimos apostarle a visibilizar las diferentes acciones que personas y colectivos han realizado sobre el territorio, aportando desde sus iniciativas a nuevas formas de relacionarnos con la tierra, a pensar otras formas de construir desde distintos escenarios políticos, a hacer una voz de denuncia sobre decisiones de orden nacional y a encontrarnos con territorios inexplorados como los son nuestros cuerpos. Estas voces se suman a este proceso y son ecos de la resistencia que, desde pequeñas acciones, contrarrestan de alguna forma la avanzada de un sistema hostil que nos divide y nos somete. Les presentamos esta primera edición, como un escenario más en el que las voces y acciones de tantxs pueda ser un punto de encuentro, diálogo y construcción conjunta por un territorio en el que todos y todas podamos vivir dignamente.